viernes, 7 de noviembre de 2014

Sobre el país después del CIS

El coincidir con el diagnóstico en líneas generales no significa aprobar los métodos para operar al paciente.
El descontento reinante en el estado mas descentralizado del mundo, tras una crisis económica en la que ha dejado a muchas familias tocadas, donde la clase media se está viendo muy perjudicada, donde la polarización reina y el sosiego duerme. Donde el grito y la indignación están justificados. La responsabilidad reside en los políticos. Pero la sociedad tiene que saber que ella también, ha sido corresponsable. Si el PP o el PSOE han gobernado España los últimos años es porque el pueblo los ha elegido. No había tampoco otras alternativas de gobierno. Una IU muy minoritaria escorada siempre a una posición ideológica concreta y que participó de la tarta de la justicia o de las cajas de ahorros. Siempre al remolque y poco decisiva en el estado, sin ganar elecciones pero sentándose en los gobiernos autonómicos como la pata coja del PSOE. Siempre ha existido dos grandes partidos. Durante muchos años "nos condenaron" a dos opciones. Luego llegaron soplos de aire fresco. Desde Cataluña unos cuantos intelectuales de ideología diversa y con las ideas claras de la nueva España. Su puesta en común, Ciudadanos. Y en las calles de San Sebastián parecidas gentes harían nacer otro proyecto ilusionante, transversal. Decidido a cambiar España desde las instituciones y en su ADN, la regeneración democrática necesaria para el país; UPyD. Estos dos partidos no son, aún, decisivos a nivel nacional pero tal y como están las cosas, pueden serlo en el futuro. Solo con el trabajo de servicio público que ha desempeñado UPyD estos años, poniendo como ejemplo su querella a Bankia, -personándose en la causa- cuando debería de haberlo hecho nuestra fiscalía general del estado… y posterior descubrimiento del desfalco que han perpetrado políticos de PP, PSOE , IU y sindicatos... pues como diría Rosa Díez, “los ciudadanos tienen que valorarnos no por lo que decimos, sino por lo que hacemos”.
Y luego otro soplo, esta vez huracanado, en forma de ira. Una mezcla heterogénea de gente respetable, enfadada y cansada de lo mismo,  con anarquistas y algún que otro radical. El 15-M no había cuajado, pero si había sido un toque de atención. El destino hizo que un hábil orador, nacido en las tertulias de las televisiones privadas conservadoras, fuera un contrapunto audaz a quien la audiencia empezó a escuchar con atención. Un profesor universitario de izquierdas, ex asesor de IU, con claro dominio del lenguaje y habilidad para empatizar con los problemas de la gente. Lo que no había cuajado encontró a su líder, ahora un partido, y con posibilidades según el CIS, de ser la primera opción por los españoles.
No demonizando a nadie, y reconociendo que parte del objetivo se ha conseguido, el bipartidismo está en jaque pese a una ley electoral que le beneficia, es una buena oportunidad para que el próximo parlamento que salga de las urnas dentro de un año, sea mucho más plural y se pongan en la agenda una serie de reivindicaciones que el pueblo demanda a sus representantes. Que el camino a la regeneración democrática sea un sendero por el que caminen todos para poder reconocernos en un país mejor. Ahora bien, si el nuevo partido nacido hace unos días llamado Podemos llega al poder para cambiarlo todo, incluso lo que funciona bien, cargándose consensos, vendiendo España a la causa sentimental de los territorios e iniciar una deriva comunista, su éxito será efímero y su caída tan inclinada como la gráfica del CIS, esta vez hacia abajo. España no es una isla, es parte de la Unión Europea. Quizás ese recetario de Podemos podría caber en un país con grandes reservas de petróleo como Venezuela. Pero en España ni hay petróleo, ni salen las cuentas para cumplir el programa que escribieron deprisa y corriendo para las europeas. Igual para las generales se lo curran un poco mejor y la gente no puede etiquetarles con ese hastag para Twitter que podría utilizar ahora mismo: ‪#‎PodemosPopulismo‬. Si ese soplo hace que los dos grandes se remanguen, se pongan firmes y empiecen a actuar con decencia, no llevando en sus listas a ningún imputado, o ganándose un poco de crédito ante los ciudadanos siendo ellos los que se personen contra sus corruptos…Quizás la gente no estaría tan rebotada, Podemos no estaría tan arriba en los sondeos y el sosiego estaría algo mas presente. Los códigos tienen que cambiarse. Las instituciones públicas tienen que ser un ejemplo, y los representantes guardianes de nuestra democracia, no de sus intereses. No todo el monte es orégano, pero lo parece. Esperemos que esa Ley de Transparencia salga adelante y que la justicia siga actuando como hasta ahora. Es decir, que la UDEF siga haciendo su trabajo, los jueces el suyo, la policía el suyo. Que por cierto, lo hacen muy bien. Para que luego hablen de la policía.
Otro día hablaré de Cataluña.